IMPORTANCIA

La posidonia forma un ecosistema equiparable al Amazonas y es llamada pulmón del Mediterráneo, ya que absorbe grandes cantidades de CO2 y expulsa O2, entre 4 y 20 litros diarios por metro cuadrado que oxigenan el mar y la atmósfera terrestre.

Es un bioindicador de la calidad del agua, ya que es muy sensible a la contaminación y, por tanto, allí donde hay más posidonia es donde el agua es de mayor calidad.

Es una reserva de biodiversidad, ya que proporciona un hábitat en el que 400 especies vegetales y 1000 animales se refugian, se alimentan y se reproducen, algunas de las cuales son exclusivas de este hábitat.

Proporciona un gran recurso pesquero y una fuente de alimentación humana.

Algunos de los organismos son filtradores, como la nacra o el pepino de mar, que se alimentan de las partículas orgánicas y controlan la cantidad de nutrientes en la columna de agua, haciendo que ésta esté limpia y transparente.

Constituye una barrera natural para que las mareas no saquen la arena de las playas, ya que atenúa el hidrodinamismo.

Los rizomas (tallos) fijan el sedimento, amortiguando las olas, disminuyendo la erosión y protegiendo las dunas.

La acumulación de hojas muertas en la playa conforma un elemento protector frente las olas y los temporales.

Presenta valor cultural, estético, turístico, didáctico, religioso/espiritual y paleoecológico (muestra la evolución del ecosistema), además de la importancia que posee en sí misma la especie individual, sus comunidades y sus procesos.

Tiene valor económico, ya que constituye una fuente de ingresos derivada de la pesca y el turismo por aguas limpias y arenas blancas, además del hábitat que proporciona a tantas especies, la gran producción de oxígeno y la retención de sedimentos, entre otros.

Por todo ello, las praderas de Posidonia oceanica situadas en el Parque natural de ses Salines de Ibiza y Formentera fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.